POEMA
ACROSTICO DE ALBERT EINSTEIN
A
lbert, naciste para crecer y brillar con
L uz
propia, tu sabiduría y tus grandes obras
B uena
e inteligentemente cambiaron el mundo.
E res
un ser humano muy valioso y siempre serás
R
ecordado por aportar grandezas a la humanidad y
T us
conocimientos jamás serán olvidados.
E
nviaste mensajes de paz a las naciones porque
I
nsististe en luchar contra la guerra.
N
inguno como tú, sufrió la discriminación de tu propio país
S iendo
profeta en otras tierras y no en las tuyas... y ahora yo
T e
dedico estas líneas señor Einstein,
E n
agradecimiento a tus incalculables aportes,
I
nsistiendo a muchos a tomarte como ejemplo y a
N o
truncarse por más adversidad encontrada en el camino.
autor:
jt
ORACIÓN
DE ALBERT EINSTEIN
Advierto
con profunda perplejidad
que el
hermoso guijarro que abandono en el aire
se
precipita recto hacia la tierra.
Tal vez
para una hormiga que fuera en el guijarro
seria
más bien la tierra lo que cae,
verde
planeta que se precipita.
Para el
soldado inmóvil
antes
de halar la cuerda de su paracaídas
vertiginosamente
asciende el mundo.
Y si al
pasar el tren ante su cobertizo
el
mendigo no viera los vagones
sino al
niño que en ellos deja caer la manzana,
vería
que la manzana toca el suelo
lejos
del sitio donde el niño la suelta,
que la
manzana cae oblicuamente.
Advierto
que la firme realidad de este mundo
cambia
de ser a ser, de conciencia a conciencia.
El gato
observa las felinas estrellas.
Nunca
verá el astrónomo
que
mira el arco de la medialuna
el
sobrehumano rostro que esa luna diadema
o esos
pies de una virgen que la huellan.
Es tan
sincero el mundo
que ni
una piedra olvida tener sombra.
La
memoria del prado
recuerda
el rojo de las amapolas
y al
primer soplo tibio lo despliega.
¿Cómo
agradeceré que el agua no se incendie
aunque
asile en su rostro sereno las hogueras?
¿Cómo
agradeceré que las alondras canten
aunque
Julieta las maldiga a todas?
Sé que
esta luz de estrellas es más vieja que el mundo.
Que
estas constelaciones son como un plano fósil
de lo
que fue hace siglos el firmamento.
Sé que
la masa enorme de los cuerpos celestes
altera
el curso de la luz de la estrella
y que
ese punto inmóvil que brilla en las alturas
innumerables
veces se retorció en su curso,
trazó
letras de luz en la piel de los siglos.
Todo
rayo de luz porta antiguas imágenes,
y la
energía es la terrible victoria
de la
materia sobre el tiempo.
Las
caprichosas nubes einstenianas
fulminan
con sus rayos einstenianos los árboles
y rota
la ecuación del vapor leve y del líquido peso
dulcemente
se perlan las llanuras.
Me
gusta el mundo dócil donde atrapo mis peces
con el
anzuelo de un interrogante,
y
pregunto en mi alma
cómo
agrava la música la substancia del mundo,
qué es
lo que escapa del violín y nos hiere.
Se
marchita la música
en las
elipses de la sinagoga
y
Castor envejece más que Pólux.
Gracias,
Señor, porque no tienes rostro,
porque
eres rosa y dédalos de azufre
y
muerte tras la herida y tras la muerte larvas
y
previsibles astros tras los discos de eclipses.
Permíteme
atrever mis inútiles fórmulas,
líricos
mecanismos, serventesios de cuarzo,
trinos
brotando de un vértigo de átomos.
¿Qué
puedo hacer contra el ángel que altera?
¿Contra
el que cambia todo azul en cianuro,
toda
belleza en daño?
Algo
mayor que el mal rige estos mundos.
Cada
mañana pido a mi silencio
que el
corazón gobierne al pensamiento,
y cada
noche pido perdón a las estrellas.
Pero
después olvido
y sé,
mientras la luna danza en el pozo,
que
Dios será sutil, pero no es malicioso.
Selección:
Eduardo Milán y Ernesto Lumbreras
WILLIAM
OSPINA
BIOGRAFÍA DE ALBERT EINSTEIN
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